lorena miércoles, 12 de agosto de 2009


Hace ya casi dos meses, en el avión desde Caracas a Madrid, tocó en el asiento a mi lado un señor mayor (76 años), de origen español. Naturalmente, porque los ancianos siempre tienen necesidad de hablar, y porque yo debo tener un letrero en la frente que dice "hábleme a mí", el señor comenzó a buscar conversación. Lo raro fue la manera, pues su primera pregunta fue que si yo comía mucho pollo. AH, CLARO. Respondí que normal, supongo. Entonces procedió a preguntarme si yo sufría de estreñimiento, y yo procedí a preguntarme sobre las costumbres de principios del siglo XX, y si la salud digestiva/intestinal de la gente era un tema común de conversación ("tiempos más simples", me dije). Para no entrar en detalles, le respondí que no; pero se lo dije con esa cara de idiota que pongo cuando no tengo certeza de algo, entonces me preguntó (él de verdad quería saber) que si yo iba al baño todos los días.

OMG. NO, SEÑOR, NO VOY AL BAÑO TODOS LOS DÍAS, ¿ALGÚN PROBLEMA? ¿ALL-BRAN LO PATROCINA A USTED O QUÉ? DÉJEME DECIRLE QUE ELÍ BRAVO HACE MEJOR SU TRABAJO QUE USTED.

Obviamente no se lo dije así, sino sólo un tímido "no" con la misma cara de idiota mencionada anteriormente, sólo que ahora sonrojada. Entonces el señor me dijo que esa era la razón de mi acné (?) y procedió a explicarme detalladamente tooooodos sus hábitos alimenticios, que había dejado de comer carne y tomar "fresco" hacía 40 años, que no comía casi pollo y sí muchos vegetales porque no-sé-quién siempre le decía: "la salud no está en la medicina, sino en el monte" (creo que no-sé-quién hablaba de otra cosa, mas dejemos al viejito comiendo feliz su monte, pues). Y luego devino la tradicional charla (monólogo-sermón, más bien), leit motiv de todo encuentro real, literario, cinematográfico, etc, entre una persona muy joven y una persona muy mayor: Sé buena, no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti, mi mamá siempre me decía "Haz el bien y no mires a quién" (en verdad era Miguel Ángel Landa, pero interrumpirlo para aclararle eso me daba pena), que él nunca había ido a un médico sino hasta hace poco por el oído (más sordo que una tapia, por cierto), pero que él siempre había tratado de hacer las cosas bien, que había leído mucho sobre medicina, y hasta me prestó una fotocopia de un artículo de periódico sobre la cura de la diabetes gracias a las células madre; o algo así.

Hablamos (o él me habló) de muchas cosas, pero llegó un momento en que a mí ya se me cerraban los ojos, por la hora, y porque yo soy así, pues. Pero este señor me dio mucha ternura, vestido como estaba con su traje azul, corbata y todo. Como antes, que uno se vestía para viajar.

Aunque al principio me frikeó un poco, al rato le agarré cariño. Y en verdad le agradecí su gentileza de preocuparse por mi acné y mis hábitos gastrointestinales.

3 comentarios:

Dan dijo...

Parte #1 significa q va a haber parte #2?

lorena dijo...

Maybe ;)

Anónimo dijo...

jajaja siempre somos victima de conversa de viejitos verdad Lore?

a mi la otra vez me toco una doña que hablaba de la crueldad contra los animales y el hecho de que eso era pecado porque, segun la biblia ellos tienen alma (donde coño? habra un pedazo del arca de Noé que no-he leído?)