lorena viernes, 17 de septiembre de 2010


¿Por qué escribo?

Sí. [mejor leído: seeeeeeeeh, con cara de aburrimiento resignado.] He llegado a ese momento trascendental en mi vida en que, como todos los pseudo-escritores, me pregunto, así con toda seriedad:

¿Por qué escribo?

Naturalmente, la imagen en mi cabeza es la Pizarnik impersonada por una compañera de teatro.
Pero es que es verdad. Hay que preguntárselo. Hace tres años, cuando mi concepción de mi propia vida era aún un pulcro cuaderno de rayas y no un lienzo barato que ni siquiera está cortado, hubiera respondido una cursilería de esas:

Porque si no no vivo.
Porque escribir es como respirar.
Porque me nace.
Porque no concibo mi vida de otra forma.
Porque no puedo v... BLAAAAAAAAAAA BLAAAAAA BLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

[todo esto acompañado de lágrimas y caras de drama y sufrimiento silencioso que debió quedarse así, silencioso.]

Tengo que preguntármelo para darme cuenta de que no hay que ponerlo en palabras. Que el gran FAIL de la gente como yo en el mundo, es que el mundo sólo es un mundo, y ni siquiera el castellano le basta (el castellano, ni la ciencia, ni el dogma, ni nada.)

En fin, evitaré entrar en terrero existencialista. El punto es que, preguntándomelo, me doy cuenta, también, de que el problema es que ya no escribo.
Ya no me nace. Ya no lo necesito.

Sé que esto parece estar a punto de convertirse en un post deprimentedepresivo. Pero NO. Todo lo contrario.

Es un post alegre, de descubrimiento porque, señores, POR FIN he aceptado con total tranquilidad que carezco absolutamente de todo lo que se necesita para ser escritor porque ya, ni siquiera, tengo la vocación para hacerlo. Por el contrario, se ha revelado ante mí la verdadera tarea a la que debo dedicarme en la vida.

Es una revelación. Si esto fuera un video-blog, me forzaría a llorar en cámara para expresar la verdadera emotividad de este asunto, y sonaría alguna canción lacrimógena de los 80s.

Vocación. Cuánto tiempo esperé por ti.

MI VERDADERA VOCACIÓN EN LA VIDA
ES HACER CARPETAS CADIVI POR ENCARGO

¿Cómo no lo pensé antes? De verdad. BRUTA.
Es que incluso había escuchado de gente que hace eso. Y cobra. COBRA. Sí, dinero. Eso es más de lo que hago yo en cualquier tipo de trabajo, incluso la rara vez que hago algo relacionado a mi carrera.
Si me dedicara a hacer carpetas Cadivi por encargo, no sólo estaría ante la posibilidad de hacer una buena plata, sino además haría algo que realmente es útil para alguien. Nuevamente, eso es más de lo que hago yo en cualquier tipo de trabajo.
También sería la primera vez que me dedico a algo en lo que realmente soy buena.
Bueeeeeeno... Sí, a veces las manualidades se tornan complicadas y no podría asegurar que no reboten la carpetica, pero al menos puedo dar un buen porcentaje de seguridad de que mis carpetas serán más bonitas y ordenadas que si el cliente las hiciera él mismo (por no mencionar el ahorro de tiempo y paciencia y meditación trascendental que se requiere para abordar cualquier cosa relacionada con Cadivi).

Es un gran alivio haberte encontrado por fin, talento útil.

Adiós al desempleo, a la bancarrota, a sentir que no tengo un puesto en el mundo. Bienvenida sea la productividad laboral.
O no. Dado que en tres semanas emigraré y no tiene mucho sentido dedicarme a esto estando en España, donde no existe Cadivi y la crisis económica es de gente seria, y no sólo la escenografía de un sketch de comedia (vuelto drama) de un presidente que no halla qué hacer con su exceso de creatividad.
Buen timing, una vez más.

¿A alguien se le ocurre alguna vocación que dé plata y tenga que ver con el flamenco o el jamón serrano?

lorena martes, 31 de agosto de 2010

Una de mis preocupaciones constantes es el comprender cómo es que otra gente existe, cómo es que hay almas que no sean la mía, conciencias extrañas a mi conciencia, que, por ser conciencia, me parece ser la única. Comprendo bien que el hombre que está delante de mi y me habla con palabras iguales a las mías y me ha hecho gestos como los que yo hago o podría hacer, sea de algún modo mi semejante. Lo mismo sin embargo me sucede con los grabados que sueño de las ilustraciones, con los personajes dramáticos que en el escenario pasan a través de los actores que los representan.
Nadie, supongo, admite verdaderamente la existencia real de otra persona. Puede conceder que esa persona está viva, que siente y piensa como él; pero habrá siempre un elemento anónimo de diferencia, una desventaja materializada… Los demás no son para nosotros más que paisaje y casi siempre, paisaje invisible de calle conocida.

Fernando Pessoa

lorena domingo, 11 de julio de 2010

Me impresiona que haya tanta gente que se toma tan personal y tan a pecho un juego. Y que lo vuelven sólo una excusa para insultar a los demás disfrazada de juicio contundente: Que si porque el equipo que les gusta perdió y es una basura. Que si porque ganó y es una injusticia. Que si porque aunque no les guste lo apoyan. Que si porque no se alegran de que ganó equis. Que si deberías irle a no sé cuál porque es tu continente. Que si no deberías irle a no sé cuál otro porque no naciste ahí. Que son todos unos imbéciles. Que son todos unos jalabolas. Agh. Cada quien debería ocuparse de su propia afición en vez de angustiarse tanto con la afición ajena. No vaya a ser que amanezcan un lunes dándose cuenta de que no tienen vida propia.

lorena domingo, 4 de julio de 2010

Publico esto por acá porque la opción de dejar comentarios no permite más de cierto número de caracteres.

Es mi respuesta a una discusión que se abrió en los comentarios del post No tan feliz aniversario.

Obviamente pueden pasar de ella si gustan ya que está dirigida a una persona en particular. También están invitados a participar si gustan.

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Hola nuevamente, Jhonny.

Naturalmente no tienes que pedir disculpas, al menos no a mí, y no por el hecho de "usurpar" espacio, ya que las cosas se publican en la web para que la gente las lea y las opine, en el caso de foros con la opción de comentarios habilitada. En tal caso, como te dije, sería por la actitud con la que decidiste entrar a la discusión. La asunción de que tus palabras "son necias para mis ojos" es puramente tuya. Como verás, de un tiempo para acá no suelo responder comentarios excepto en casos muy específicos, no porque pensara “a este necio no vale la pena contestarle”. Discúlpame si durante ese tiempo te habías quedado esperando una respuesta de mi parte.

Me disculpo por haber calificado de "camorrera" tu actitud, pero confieso que en mi corta experiencia un comentario como este:

"Ah Coraline me hiciste llorar! cuanto has sufrido!!!

Confieso que me causa morbo el sufrimiento de los que lo tienen todo o casi todo resuelto, por sus papás claro. "

... sólo tiene un ánimo de provocación. No te conozco, así que discúlpame por no saber interpretar tu participación sino sólo como me indica el sentido común. Ya sé que no fue como había pensado.

Pero incluso así, a pesar de que tu intención haya sido simplemente "comentar irónicamente" sobre nuestras decisiones, a mí personalmente no me deja muy buena impresión que "te cause morbo" cualquier tipo de sufrimiento ajeno, sea por la razón que sea. Aquí podrías insertar una contra-argumentación acerca del castigo a los asesinos, etcétera. O no. El punto es que de igual forma no me causa muy buena impresión, pero es sólo eso, una impresión.

Por otro lado, tampoco conozco la situación específica de Coraline, sí la mía; y creo que en tu caso no conoces la de ninguna de nosotras dos. Sí te aconsejo que en el futuro tengas cuidado al "diagnosticar" a priori la condición familiar/social de las personas porque, independientemente de que no es un elemento válido para etiquetar a nadie de nada (es tan clasista el pobre que denigra del rico, como el rico que denigra del pobre), puedes verte envuelto en una situación incómoda. Aprende a nunca asumir nada sobre la vida de nadie, y menos sobre gente que no conoces.

Te hice la pregunta sobre qué es Venezuela porque con tanta certeza aseguras que "no es sólo la playa..." etc, etc, y yo quiero saber cómo defines ese todo del cual "una playa", "un hotel" o "argún [sic] sitio turístico" es sólo una pequeña y superficial parte. Quiero saber qué es ese algo que puedes amar o no. Me decepciona que consideres que una discusión con "personas que piensan como yo" no rinde el más mínimo fruto. De esto deduzco que:

A. Consideras que una discusión sólo tiene fruto cuando logras convencer a la otra parte de que tú tienes la razón.

B. Has tenido tanta mala experiencia que te has rendido y decidido pasar de las discusiones etiquetando con la misma etiqueta (valga la redundancia) a todas las personas que no piensan como tú.

Mi opinión muy personal es que todas las discusiones son fructíferas, algunas más que otras, obviamente, especialmente si las otras personas tienen puntos de vista diferentes del mío. Pero esa soy yo. Conozco mucha gente como tú y, aunque no lo comparta ni me guste, lo entiendo.

Yo con todo gusto te responderé que para mí Venezuela (así como cualquier otro país) no es más que una delimitación geopolítica y la superficie terrestre que ella abarca. Yo –muy personalmente- no creo en nacionalismos ni patriotismos, no comparto una concepción romántica de la Nación (no estoy usando el término ‘romántico’ de forma peyorativa, ojo). Creo que un país no es más que una porción de tierra y, quizá, un conjunto de indicadores sociales/económicos, si buscamos un sentido más abstracto. La gente, por otro lado, son habitantes de ese país, no el país (para mí). Por eso yo considero que puedo amar/odiar estar en Venezuela, más no amar/odiar a Venezuela, porque Venezuela no es un ente susceptible de ser amado u odiado. Ese amor y odio son simplemente formas poéticas para expresar querer o no estar en el país, o que nos gusten o no cosas que suceden en él.

Es mi visión muy personal y naturalmente respeto absolutamente cualquier otra concepción al respecto aunque no la comparta. Espero que tú también lo hagas. A fin de cuentas, considero que se parece mucho al asunto de la fe. Creer o no que un país es algo más allá que su mera constitución física es lo mismo que creer o no que existe el Cielo o Dios o la Democracia.

Por eso no amo Venezuela, y no amo España, y no amo Italia, y no amo ningún país. ¿Por qué? Porque no son personas o ningún ente que yo pueda amar. Sí puede gustarme cómo se vive en España o en Italia o en Argentina, puedo al menos querer intentar hacerlo. Ya probé cómo se vive en Venezuela, no me gusta. Gracias. No odio Venezuela, sí odio la inseguridad y muchas cosas que se viven en este país, al igual que odio muchas cosas que se viven en otros países. No voy a entrar nuevamente en la discusión sobre qué no me gusta y qué sí de acá y de allá: en el post que ya escribí hablo bastante detalladamente sobre el tipo de persona que, al menos yo y la gente que conozco, hemos tenido la “mala suerte” de encontrar y hemos comprobado, dentro del límite de nuestra propia experiencia, que son mayoría aquí. No digo que la mayoría de la gente en España será perfecta y viviré en estado de éxtasis permanente, pero sí tengo la esperanza de poder hacer algunas cosas allá que no puedo hacer acá.

Comprendo absolutamente que la mayoría de los venezolanos que tú conoces y con los que te ha tocado trabajar y los que te atienden en el kiosko y los que ves manejando por la calle y hasta los malandros que te han atracado o no, sean gente magnífica. Envidio tu buena fortuna. Yo no la he tenido. Ni yo ni casi la totalidad de la gente que conozco. Incluyendo gente que "ama Venezuela" tanto o más que tú, y sin embargo reconoce que Caracas es una ciudad que raya en lo invivible. Gente extranjera que confiesa "amar Venezuela" y lo sabes porque siguen acá, y sin embargo sí se quejan de que no es posible que tengas que rogarle a una persona en un negocio para que te atienda, porque el BlackBerry o la lima de uñas son más importantes que HACER SU TRABAJO.

Por eso digo que sí, la experiencia de cada uno ha sido radicalmente diferente, y cada uno tiene derecho a evaluar su experiencia y tomar decisiones en base a ella. Lamento que hayas interpretado lo que escribí de una forma tan ofensiva para el país, aunque si hubieras realizado una lectura más cuidadosa, podrías darte cuenta de que jamás utilicé calificativos para referirme a Venezuela. Sí utilicé los adjetivos "mediocre" y "terrible" para referirme a algunas personas porque, EN MI MUY PERSONAL EXPERIENCIA, la mayoría de la gente que me ha tocado conocer peca de esto. Mediocre. Que no le gusta trabajar. Que es abusadora. Etcétera (por no hablar de la delincuencia). No es TODA la gente. Sí la mayoría, en MI experiencia. Y eso es lo que hace que yo no quiera estar más acá. Porque NO quiero trabajar contracorriente. NO quiero tener que hacerle el trabajo al otro. Quiero hacer MI trabajo en paz, y que todos COLABOREMOS para LOGRAR algo; NO quiero taparle las deficiencias a otro para MONTAR UN PARAPETO de algo que PARECE funcionar pero que en verdad es una MEDIOCRIDAD. Y quiero poder SALIR de mi casa SIN MIEDO, además. NO soy paranoica, te lo puede decir cualquiera de las personas que me conocen de verdad y con quienes salgo, porque sí salgo a pesar de todo. Simplemente las estadísticas y la EXPERIENCIA hablan por sí solas. Si el periódico no te ha convencido de que Caracas es una ciudad insegura, yo no lo lograré. Pero por favor respeta que yo no me sienta segura acá.

No estoy tratando de convencerte de que Venezuela no funciona o que hay que irse. Para nada. Sólo quiero que RESPETES que MI experiencia quizá ha sido diferente de la tuya, o quizá tenemos formas DIFERENTES de enfrentar la misma experiencia, y que no por eso debe “causarte morbo" que yo sufra estando acá, o que otra persona haya sufrido al irse. Sí tienes derecho de desear que me vaya, sí tienes derecho de pensar que no merezco ser feliz, de pensar que soy una ingrata porque a pesar de todo lo que he recibido aún me quiero ir (no estoy de acuerdo, pero lo entiendo), tienes derecho de que yo te caiga mal y tienes derecho de decírmelo. No tienes derecho a dibujarte un panorama imaginario de lo que es mi vida o a decir que yo "desprecio" algo, porque no me conoces, porque no tienes idea de cuál es mi plan de futuro, no sabes absolutamente nada de mí. Tampoco tienes derecho a responder de forma irrespetuosa a las personas que participan en esta conversación, pero eso ya es otro asunto.

Sobre el último tema sobre el que me pides reflexionar, acerca de la gente que sólo peca de ser pobre... no entendí exactamente qué quisiste decir: si tú mismo consideras que ellos no tienen futuro, o si estás señalando que bajo mi visión del asunto (la que tú interpretaste) estas personas no tendrían futuro.

En cualquier caso, creo que no es un punto que entra en la discusión puesto que hacerlo sería asumir que mi post original trataba de exhortar a todo el mundo a irse, dado que sólo afuera hay oportunidades. Si eso fue lo que interpretaste, tengo GRAVES problemas haciéndome entender.

No voy a pegar acá lo que ya escribí pero, si prestas atención, toda la parte sobre "irse" comienza diciendo:

POR ESO ME VOY.

Es decir: Por eso YO me voy.

Yo.

No "por eso quiero que TODOS nos vayamos".

No "por eso HAY QUE IRSE". Sino "por eso YO, que creo que YO no puedo conseguir MI felicidad aquí, ME VOY, SOLA, a buscar MI suerte en otro lado" (que por cierto no creo que la consiga en España, pero es mi punto de partida). Me inquieta que hayas ignorado absolutamente toda la primera mitad del post, donde más bien me cuidé bastante de negar posibilidad de futuro para nadie. Pero entiendo que todo el tema de “no le debo nada al país” haya desviado tu atención.

Por otro lado, es evidente que no me conoces (y no es tu culpa), al creer que yo asumo que Venezuela es un país lleno de gente rica (como además asumo que crees tú que yo soy). Sí te pido que releas el post, si te interesa, y prestes atención cuando señalo que NO me quiero inmolar por el país. Pana, yo no puedo hacer nada por el tema de la pobreza. Te lo juro que no me creo capaz. Te aplaudo de pie y con pompones por estar convencido de que quedándote y trabajando acá lo logras, pero YO no tengo esa fe (ni tampoco tengo el trabajo). Respétamela. Ya lo dije: Nadie me puede forzar la esperanza. Es como que yo sea musulmana y te obligue a creer en Alá, ¿me explico? Puedes tratar de convencerme, pero no puedes obligarme y es bien irrespetuoso que quieras insultarme (no que lo hayas hecho) por no pensar lo mismo que tú. Estoy convencida de que quedándome acá no hago nada por el país. Quiero intentar hacer algo por mí misma. ¿Y sabes qué? Capaz preparándome afuera y consiguiendo la oportunidad que el país no me dio, logre hacer algo por él. Estarás escéptico proviniendo de mí, pero puedes estar seguro de que ESE es uno de mis sueños (sí, tengo muchos). No enriquecerme en España y luego mudarme a las Bahamas a disfrutar de mi fortuna en euros y olvidarme de que alguna vez nací en un sitio por ahí que se llamaba… ¿cómo es que se llamaba? Estoy convencida de que preparándome y luchando para ser excelente seguramente hago más por mi país que nadando contracorriente y contagiándome de la mediocridad generalizada. Es MI caso. No es el tuyo, tú quieres luchar desde dentro, y me parece excelente. Pero igual no es el punto.

No quiero retomar la cuestión de que así como no puedo "amar" a Venezuela, no le puedo "deber" nada... pero si nos ponemos poéticos y la vemos como todo el conjunto de personas y circunstancias que suceden en esta porción de tierra, está bien. Le debo UNA sola cosa: Haber conocido a ciertas personas que conozco, incluyendo a mi familia. De resto, desde que yo tengo conciencia, el país no ha hecho más que dificultar el que estas personas logren cosas, y que yo logre cosas. Es así. Qué bueno que te ha ido bien, si es el caso. Cuando a mí me ha ido bien, ha sido A PESAR del país, nunca gracias a él. Ahora ya no puedo ir en contra. La corriente es muy fuerte, y ya no me va bien. Y por eso me voy. Respeto que tú te quedes, te vaya bien o mal, por algún sentido de deuda, de patriotismo, de amor, de sacrificio, de entrega, o de lo que sea. No te imaginas cuánto lo respeto. Por favor respeta que yo, sin negar mi nacionalidad, sin que me dé pena decir que soy venezolana, me vaya.

Una última cosa. Utilizaré un ejemplo muy extremo, pero que creo que refleja un poco el punto, salvando las distancias:

En el caso de una persona homosexual que hubiera nacido y se hubiera criado en un país cuyo gobierno promueve la homofobia y donde sus únicas opciones para no ser torturado o incluso asesinado es quedarse callado con su condición y ser infeliz el resto de tu vida, o salir del país, (1) ¿debería quedarse sólo porque es su patria y lo vio nacer y le ha dado todas las otras cosas que le puede haber dado, (2) o intentar buscar su felicidad en otro lado donde las condiciones estén dadas para ello? (3) ¿O sacrificar su vida en la lucha pro-gay bajo el riesgo de que lo maten y no llegue a ver los mismos frutos de su lucha; o quizá llegue a disfrutarla plenamente; o quizá no logre nada?

Es sólo un ejemplo. Normalmente yo diría la respuesta 3, porque se trata de otra persona. Claro, por un lado se empieza. Basta que alguien dé el primer paso en la lucha (tampoco creo que sea tan simple, pero asumamos que es así). Pero yo no soy la persona que puede dar el primer paso. ¡Ni siquiera estoy convencida de tener la capacidad! ¡Obviamente no soy yo! De ser yo, tendría la certeza. Por eso, si se tratara de mí, escogería la 2.

Para mí, al final de cuentas se trata de calidad de vida. Yo no soy ningún mártir, no soy la Madre Teresa de Calcuta. Admirable, pero yo soy una muchacha cualquiera, y quiero ser cineasta. Y me quiero más a mí y a la gente que quiero que a Venezuela; hago más por ellos y por mí yéndome. Te aplaudo que te quieras quedar en Venezuela, o que tu única opción sea quedarte y lo asumas como un macho, o lo que sea. Pero no me voy a sentir culpable porque mi familia y yo hayamos trabajado BIEN DURO para que yo tenga la oportunidad de estudiar mi postgrado afuera.

Lo digo con orgullo, chamo. Me voy con ayuda de mis papás, porque tuve la MEJOR fortuna del mundo de que me tocaron los padres que me tocaron, y de que ellos, VENEZOLANOS, me amen como me aman y quieran lo mejor para mí y estén dispuestos a sacrificar muchas cosas para ayudarme. No sé si te estás imaginando que yo me voy en mi jet privado con vuelo directo a Barcelona, en cuyo aeropuerto me estará esperando una limusina que me llevará a mi mansión familiar junto a la playa. No sé qué estás creyendo tú, yo no voy a justificarme y describir acá en qué condiciones me voy. Lo único es que no me avergüenza absolutamente NADA, ni tener mi oportunidad de salir del país, ni llegar allá con ninguna otra cosa que mi pasaporte venezolano.

Por otro lado, me voy porque quiero tener la oportunidad de hacer por mis padres lo que ellos han hecho por mí. Sí, obviamente es mi vida y yo haré de ella lo que yo quiera. Pero quiero que en diez o veinte años ellos puedan contar conmigo tanto como yo he podido contar con ellos. No porque se los debo, sino porque yo quiero. Quiero que si ellos quieren hacer algo y no pueden solos, yo también les pueda dar una mano. Ojalá no la necesiten nunca, pero quiero que tengan esa opción. Y darles esa opción a mis padres es más importante que luchar por mi país. Mi país no significa nada para mí al lado de lo que significan ellos. Espero que puedas comprender eso.

Última cosa, esta sí... No sé qué te parezca a ti, a mí sí me ha resultado muy fructífero y sano entrar en esta discusión. Lamento mucho si no ha sido así para ti, y discúlpame por haberte hecho perder tanto tiempo. Espero que hayas leído esto con la mente abierta, o al menos sin el prejuicio con que uno generalmente lee las cosas que ha escrito alguien contra quien uno está argumentando. Espero que no te hayas detenido en cada párrafo a pensar cómo responderme y probarme que estoy equivocada, sino que te hayas tomado este tiempo para quizá darte cuenta de que cada quien vive sus propias experiencias, crea su propia concepción sobre cada mínimo elemento en el mundo, y toma sus decisiones bien particulares sobre su propia vida, y todo eso es respetable. Estoy segura de que fue así, y te lo agradezco.

Un abrazo afectuoso,

Lorena.

lorena lunes, 28 de junio de 2010

Yo ya sospechaba que mis eventuales brotes de acné se debían al estrés. Bueno, eso, y que aún estoy en la plenitud de mi adolescencia :)

Anoche estuve revisando los requisitos para tramitar la visa española.
Esta mañana amanecí con un grano enorme y casi fosforescente sobre la ceja izquierda.

Comprobada la teoría del acné y el estrés.

lorena lunes, 17 de mayo de 2010

Esto de cambiarle el diseño al blog es como ordenar mi cuarto, sólo que ordenar mi cuarto es más sencillo.

Cabe acotar que mi cuarto es actualmente una zona de guerra entre la acumulación de elementos de diversa naturaleza que parecen avanzar valiosos centímetros de mi espacio personal cada segundo, y mi paz mental, además de mi salud. El polvo y mi capacidad pulmonar son enemigos naturales. Además, cuando tienes que esquivar cosas en el piso al caminar en tu propio cuarto, algo anda mal. Sí, yo lo sé. No soy tan inconsciente. Que incluso así pueda convivir con el desastre es otro asunto (y otro capítulo del libro de psiquiatría). El punto es que así como no se puede estar bien en un cuarto desordenado, no se puede escribir bien en un blog desarreglado.

Así, me pareció importante que, en mi proceso de rescatar este blog del abandono, como quien rescata un perrito en la calle, dejara de hacerme la vista gorda ante ciertos problemas del diseño anterior y pues, dado que no los supe resolver, resolví acudir a ayuda profesional, y me bajé un template nuevo y ahora el blog es otra cosa que no me convence demasiado, pero al menos no me sangran los ojos de ver el título repetido gracias a mi brutalidad. E igual después de dos años le hacía falta cirugía. Ya cuando tenga paciencia, tiempo y energía espiritual, me dedicaré a diseñar algo menos profesional y moderno y bonito, pero más parecido a mí (no quise decir amateur, anticuado y feo, sino más... personal).

Lo que no soporto es la fuente de los posts. Es ilegible. De pana, el diseñador fue y se preguntó "¿qué color de letra será la menos contrastante con este color de fondo?", y luego se dijo "¿cuál es el tamaño de letra más pequeño que puedo poner?" Sí, admito que fue un poco de brutalidad de mi parte no darme cuenta de eso en el momento de escoger el template, pero me deslumbré con los colorcitos. Lo siento. Soy niña y las cosas brillantes y coloridas distraen mi atención.

El punto es que no logro cambiar ni el color ni el tipo ni el tamaño de la fuente. Crap. Yo servía para estas cosas en 1998, cuando si sabías algo de HTML eras The Ultimate Web Designer Ever. Luego las cosas comenzaron a avanzar muy rápido y yo para variar me aburrí a los dos meses y más nunca aprendí nada, porque odio aprender.

Nah, mentira. Eso lo dije sólo por resentimiento. Claro que me gusta aprender.

...

*silencio incómodo*

Dios, qué mala idea cambiar el template.
Mejor me voy a ordenar mi cuarto.

lorena domingo, 16 de mayo de 2010

Hoy acabo de darme cuenta de que este blog tiene tres años. Con sus altas y bajas, con sus cambios impensados de objetivo y de estilo, con sus épocas prolíficas o de abandono, casi siempre en sincronía con desafortunadas temporadas laborales, o depresiones producto del desempleo.

Whatever.

Mucha gente dice que "no puede escribir cuando está feliz". A mí no me pasa eso. Quiero decir, sí, quizá las cosas más profundas/intimistas/interesantes que pueda haber escrito alguna vez nacieron a partir de sentirme mal respecto a algo. Precisamente mucha gente sólo escribe cuando está deprimida y se bloquea en períodos estables. En mi caso no es exactamente así. Justamente este blog nació en una de las etapas más felices de mi vida (o al menos una que ahora recuerdo como tal), y cuando no he escrito, ha sido justamente por falta de ánimo para hacer cualquier cosa en la vida. Aunque, claro, también tiene mucho que ver con mi "propuesta" en este blog, mi firme propósito de no convertirlo en un depósito de malos pensamientos y prosa poética deprimente, cosa a la cual tuve cierta tendencia en otra época. No considero que tenga nada de malo, simplemente yo no quise hacerlo más.

Ahora, creo que el actual "abandono" se debe un poco a eso, yo más bien no puedo escribir cuando estoy triste. Cuando estoy realmente triste. No cuando estoy fervientemente triste, en pico de tristeza, sino cuando estoy incluso acostumbrándome a la tristeza.

Soy una de las personas más felices que conozco. Por eso no es fácil para mí admitir esto, pero estoy triste. Llevo meses triste. Y por eso no he querido escribir, no he podido escribir aquí. No es que sienta que es en vano, no es por ninguna razón que vaya más allá de mi propio desaliento, de mi propia mente en blanco -o nublada por la desesperanza-, o el simple hecho de que no me provoca entrar acá. No tengo ni siquiera ese impulso de escribir que luego se queda en un cursor titilante sobre una pantalla blanca. No es nada.

Estoy obsesionada con mi país, como una mujer queda obsesionada con un mal ex-novio. Lo odia, pero no puede dejar de pensar en él, no deja ir el dolor que le hizo sentir, no lo supera.

Venezuela me tiene condenadamente triste. No sé qué es lo que tengo que hacer para mejorar las cosas. Soy una más de tantos venezolanos que sabemos que las cosas están mal, pero no tenemos ni la más remota idea de dónde comenzar a solucionarlo. En realidad, soy una más de los venezolanos que no tenemos esperanza. Y, lo siento, nadie puede forzarme a tener esperanza. Ningún slogan político o grupo de Facebook me devolverá lo que absolutamente todo el entorno me ha quitado en los últimos años. Un cliché como "la esperanza es lo último que se pierde" no cambia el hecho de que desde que pude tener conciencia política, ese "ser político" mío se desarrolló en un absoluto desastre, donde todos los cánones y parámetros se rigen por la ambigüedad, la arbitrariedad. Es como decir "el tiempo todo lo cura" a una persona que acaba de perder a un ser querido. Sí, gracias por un buen trozo de sabiduría popular, pero no me siento ni un poquito mejor. Respeto absolutamente a los patriotas, los luchadores, o simplemente los que, sin denominación, continúan acá haciendo lo mejor que pueden en la medida de sus posibilidades, les respeto su esperanza e incluso se las admiro. Pero no la comparto, y mi falta de esperanza es igualmente respetable.

Tiene que ver con otro cliché que sí aplica: "Hierba mala nunca muere". Más allá de la política, el tema en Venezuela es la mediocridad. El presidente es sólo la exacerbación de este problema pre-existente, que nunca acaba y sólo parece extenderse como fuego en pólvora. Claro, es el colmo que una sociedad escoja al peor de sus especímenes para que los gobierne. En teoría, una sociedad escoge al más preparado, al más capacitado, o al menos al que dé menos vergüenza. Pero, al final de cuentas, el hecho de que este hombre esté ahí se vuelve simplemente la mosca fastidiosa que sobrevuela la mesa llena de platos sucios y comida podrida.

Este es el país en que si un viernes cae quince o último, es IMPOSIBLE movilizarse porque todo el mundo está en la calle invirtiendo su quincena en ron, whisky y entradas a discotecas. La ciudad se paraliza porque hay que ir a rumbear. Y no que rumbear tenga nada de malo, pero es absolutamente irónico que haya tanta queja por el precio de los alimentos (queja admisible, cualquier cosa se ha vuelto incomprable en este país), y cada quince días lo que se llenan son los centros comerciales, los locales nocturnos y los expendios de licor más que los automercados.

La generación de relevo de este país es terrible. Lo siento, pero es verdad. No hablo de mis compañeros de clase (o, al menos, no de todos ellos), no hablo de la gente que aunque no pueda acceder a la educación formal, intenta formarse de alguna forma y hacer de sí mismo un engranaje útil en la medida de sus posibilidades, no hablo del señor que dice "buenos días" y te atiende de buena gana al ofrecerte un servicio. No puedo hablar de ellos porque, aunque sí existen, son una ínfima minoría en un océano de personas que conducen sus camionetotas como degenerados, que te tratan como un coleto cuando se supone que ellos son los interesados en que les compres en su panadería/kiosko/etc, que tienen a sus padres y abuelos pariendo unas mensualidades de más de un millón de bolívares en la universidad para venir a resolver los trabajos con un copypaste balurdo y copiarse en los exámenes de análisis y opinión porque "ahora me da ladilla pensar". No hablo del técnico que se para a las 4 de la mañana y a las 6am está donde tiene que estar para matarse en una jornada mal pagada de 10 horas de rodaje -si no hay horas extra-, que cumple con una sonrisa en la cara porque es su trabajo y gracias a Dios tiene trabajo; sino del director que se mete 25 palos por comercial, que llega tarde y que cree que su trabajo consiste en "hacer las cosas como a él le dé la gana porque por eso lo contrataron a él", o algunos miembros del equipo que pasan toda la semana, no pensando en cómo solucionar los problemas en el set, sino en quién va a comprar la caña para la rumba de fin de rodaje y a qué "culos" van a invitar. Los padres que aceptan que los regalos para sus hijas quinceañeras ahora son implantes mamarios porque -supongo yo- viajar a Europa pasó de moda porque ya es muy vieja. El malandro que cuando ve que su víctima le cede de buena gana su billetera y las llaves del carro, opta por matarle a su hijo en el asiento del copiloto "porque le quiere quitar algo que sí le duela".

Yo no puedo solucionar eso. Quizá alguien pueda. Quizá alguien, aunque no pueda, tenga la esperanza de poder. Lo felicito. Lo admiro, incluso. Pero yo no soy tan maravillosa. A duras penas consigo la forma de hacer ciertas cosas con mi vida que considero que valen la pena; no tengo ni remotamente lo que se requiere para arreglar ni un ápice de este país. No tengo el talento, mucho menos la entereza mental y espiritual.

Por eso me voy.

No le debo nada a este país. Y no me duele decirlo. Quizá mis padres, mi abuelo, sin duda, que vino desde Italia después de la guerra y encontró aquí un hogar. Pero -y esto sí me duele decirlo- ese país ya no existe. La Venezuela que formó a mis padres, y a toda una camada de gente que quería hacer las cosas bien, se desvaneció.

Yo no soy un gran ejemplar de persona, pero me gustan las cosas bien hechas, siempre. Quiero estar en un lugar en donde sepa que, si no lo logro, es porque no estoy dando lo mejor de mí, o de plano no sirvo para ello, pero que no se trate de que, simplemente, las condiciones no están dadas, o están siempre en contra. No quiero estar en un sitio en que, aunque siempre dé lo mejor de mí, sé que nunca voy a lograr nada.

A Venezuela no le debo nada, y por eso yo no quiero, ni puedo, inmolarme por este país. Menos si siento que no servirá de nada. Lo único que debo, a mis padres, a mis familiares, a mis profesores, a mis amigos, a todo el que me ha querido o me ha enseñado algo, y sobre todo a mí misma, es intentar ser feliz. No estoy diciendo que con seguridad lo encontraré en otro lugar, pero ya tengo la certeza de que quedarme acá sería estar buscando en el lugar equivocado.

lorena viernes, 14 de mayo de 2010


"...tus tributos son invertidos en: SALUD y SEGURIDAD SOCIAL",
"¡Patria, Socialismo o Muerte, Venceremos!"


¿Patria y Socialismo, o Muerte, son realmente opciones excluyentes? ¿O se han convertido en un combo indisoluble de elementos inherentes? Quizá así fue desde un principio, al menos para estos dos niños, que no tendrán más de siete años. No han conocido otra cosa, por tanto.
Uno diría que a esa edad "Vida" tendría que existir, al menos, como una opción.

[Foto tomada en Caracas, Venezuela, en Marzo 2010.]

lorena viernes, 26 de febrero de 2010

¡YAY!
Lo bueno es que él solito está llamando la atención del mundo hacia los grandes y graves problemas de este país, y ya ni hay que esforzarse mucho para demostrarle a la comunidad internacional que el Emperador del Mundo Bizarro decidió instalarse acá. La vergüenza es un precio pequeño que pagar frente al hecho de que se sepa por quién está siendo "gobernado" este país (like the personal playground of a retarded five-years-old). Espero que la gente de afuera que aún está convencida de que todo se trata de una campaña de desinformación y mala fe mediática finalmente se convenza de que el hecho de que este señor sea Presidente no tiene ni un poquito de sentido. No se necesitan dos dedos de frente ni mucha persuasión para llegar a tal conclusión: El cuento de la diarrea es auto-explicativo.

lorena viernes, 12 de febrero de 2010

(De la serie: Sobre cualquier cosa en este país y el suicidio, o Esas cosas que me dan ganas de dejar de vivir... o matar a alguien... o a muchas personas, masivamente).

Sí, mi humor últimamente está muy fatalista. Pero, dicho sea nuevamente, los venezolanos ahora transitamos la vida en modo de supervivencia. Supervivencia no sólo de la delincuencia atroz, de la comida inasequible, de conformarse con el estándar más bajo de servicio y de calidad de vida en general; sino también supervivencia del propio deseo de no vivir más. De no vivir más así. De no vivir más aquí. De que todo acabe, de cierta forma.

Y, claro está, deseos de acabar con Cadivi.

[En condiciones normales, aquí entraría una descripción detallada de los mecanismos más creativos con los que fantaseo destruir en su totalidad la infraestructura y el personal que constituyen la "Comisión de Administración de Divisas", pero como no sé si el cubano electricista me está pinchando el blog, y como AQUÍ LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN SE ECHÓ TRES, luego me meten presa por "incitación a la violencia", "traición a la patria", por hacer amenazas de muerte de forma abierta y directa, por desestabilizadora del orden público, o simplemente porque no cargo una estampita del imbécil de Chávez en mi cartera junto al carnet del PSUV, y no quiero que me lleven presa. No, tan valiente no soy, y no me quiero perder la graduación de Saúl.]

Entonces, ante la frustración y la impotencia por no poder matar al idiota que se le ocurrió que inventar Cadivi era una buena idea, me dan ganas de matarme yo y acabar con el sufrimiento. Y me doy cuenta de que, efectivamente, ESO ES LO QUE QUIEREN.

Y a los que no se suicidan o se van del país, pues les callan la boca.

Por no hablar de que, literalmente, el trámite de Cadivi se ha convertido en una prohibición de salida del país. Es apelar a que desistas de viajar, de comprar dólares o de hacer nada, ante la imposibilidad de que logres reunir:

Un día entero de tu vida para dedicarle al asunto
+
Capacidad de lectura rápida para puñalearte
el
manual en PDF de 194 páginas
+
Dinero en cantidad equivalente a lo que cuesta
comer en un día de viaje

(ergo, un día no comerás, pa' tener $$ pa' pagar la comida de los
otros días)
porque debe ser que las carpetas marrones y
los separadores son importados,
que ahora cuestan el doble...
por no hablar de las fotocopias

+
Las habilidades manuales de la maestra de preescolar
más arrecha del mundo

+
Paciencia (BURDA)
+
La mitad de ooootro día de tu vida para aventurarte al banco (Intento 1)
+
Que se alineen los planetas y no haya una cola en la que morirás
de inanición, de pulmonía (o rostizamiento, porque ahora los aires
acondicionados también sufren de bipolaridad)
o de un tiro que te
pegue cualquier atracador que estaba "de paso"

+
Que el Promotor del Banco no la c*gue, no te trate como si fueras
un recogelatas que vino a pedir plata o de plano te reciba la
carpeta sin devolvértela 3mil veces (aquí los Intentos 2 en
adelante, ad infinitum, de excursiones al banco
con versiones 2.1, 2.2, 3.0, 14, 27, √13 y π de la carpeta)
+
LA MEJOR SUERTE DEL MUNDO
(potencial requisito nulificador
de la conjunción de todos los elementos anteriores.
Léase, si no tienes suerte, tus carpetas pueden estar impecables...
pero igual you're screwed)


Lo más interesante del asunto es que puedes considerarte afortunado y exitoso si ya tienes una planilla impresa que meter en la carpeta, porque este nuevo reto del banco es sólo posible una vez que has logrado lidiar con el INFERNAL SITIO DE INTERNET DE CADIVI, que debe ser como la pesadilla de todo programador web, diseñador gráfico o cualquier persona que aprecie las cosas que FUNCIONAN en general. Porque cuando no es que la página falla, no entra, te cambia la clave, no hace lo que le pides, se hace pipí en tu cama, el servidor se muere, etc, etc... cuando efectivamente todo parece (pareeeece) estar funcionando, ¡PAM! Viene el ABA de Cantv y decide tomar una de las varias siestas que se echa en el día. Entonces de plano NO es posible que tengas una planilla de solicitud que imprimir y entregar. Bueno, no una, SINO TRES (además, en una carpeta que debe ser Oficio, cuando todos los recaudos son tamaño Carta, ¿¿ALGUIEN ME EXPLICA ESTO, AAAAAAH?? [de verdad estoy al borde del delirio clínico patológico] O SEA, NO HAY NADA MÁS INCÓMODO PARA TRANSPORTAR Y MANIPULAR EN GENERAL QUE UNA FREAKING CARPETA MARRÓN TAMAÑO OFICIO. Bueno, no una, SINO TRES).

[Sobre ecología y la cantidad de árboles que mueren diariamente para abastecer a las papelerías y centros de copiado, de forma que nosotros tengamos 7 kilos de papel por persona para llevar al banco (para que se quede agarrando polvo y ocupando espacio en un archivador dinosáurico), se hablará en otro post.]

Y así, hay gente que, de plano, desiste. Gente que, de plano, ni lo intenta. Sabe que no lo logrará nunca o que, luego de tres semanas de llevar una y otra vez las carpetas corregidas para que se las vuelvan a rebotar, quizá al final lo logren, y efectivamente les acepten la solicitud y se lleven orgullosos su copia de su carpeta con su copia del contrato con su copia de todo, y el original de la esperanza de tener unos miserables 500 dólares para sobrevivir en el extranjero, PERO aún es muy posible y muy probable -porque a mí me pasó el año pasado- que acabe llegando el día de viajar y el INFELIZ BANCO CENTRAL DE VENEZUELA no termine nunca de aprobar la solicitud, quizá nunca la vea, y simplemente haya que irse sin haber tenido nunca respuesta de la solicitud. Y todo haya sido en vano.

CRAPDIVI
Comisión para Volverte M**rda la Moral

"De verdaíta, no te vayas de viaje, no vale la pena"


Quizá en otro momento era más sutil, más disimulado. Pero, como dije antes, se ha convertido en una evidente y descarada prohibición de salida del país. Como dice Adri: "Haremos lo posible por no darte ni un dólar de Monopolio". Qué infelicidad y cara'e palismo la de estos tipos. Quien no tenga una cuenta en el extranjero, o tenga un CERRO de plata para comprar dólares paralelos, simplemente NO sale; NO puede. ¿Y qué porcentaje del venezolano efectivamente cumple con las dos características anteriores? Porque no hablo de irse de vacaciones a Oceanía, o estudios de doctorado en Europa. Hay muchos venezolanos con familiares en otros países de Latinoamérica, tan cerca como antes parecía estar Colombia, pero para quienes ahora se hace absolutamente cuesta arriba 1. Pasar por el trauma antes descrito, 2. Adquirir dólares de otras manera. Y si la opción 1 es imposible, y las 2 también, ¿¿qué carrizo hacemos??


En fin, Feliz Día de la Juventud. Aunque hoy siento que envejecí 10 años.

lorena miércoles, 10 de febrero de 2010

Voy a hacer una afirmación aventurada: Los mosquitos no tienen sentimientos.
En este momento podría incluso cuestionarme que lo que llamamos "sentimientos", en los seres humanos, realmente exista, en general. Pero lo dejaremos en que los mosquitos no tienen sentimientos.

Así, no tienen deseos, ni aspiraciones. Simplemente viven sin conciencia de su propia vida, y mucho menos sobre el hecho de que van a morir. Es curioso, entonces, cómo, siendo criaturas tan básicas y, sobre todo, incapaces de discernir entre la vida, la muerte y todo lo que no sea mi brazo, mi pierna, o cualquier cosa irrigada por mi torrente sanguíneo, son capaces de producir en un ser humano complejo, así como yo, profundos y genuinos deseos de morir. Qué curioso que la naturaleza haya desarrollado un ente cuyo único talento y objetivo sea hacerme la velada, y el intento de dormir, imposible. Y con ello, la vida imposible.

Y yo me digo "Son ellos, o yo". Obviamente escojo yo, e intento acabar con ellos antes de que acaben conmigo. Pero el otro súper poder con el que el Creador, en una enferma demostración de generosidad, dotó a esta raza de minúsculo tamaño y mayúsculo potencial para ladillar, es una SÚPER REPRODUCCIÓN INSTANTÁNEA. Seriously. Violan hasta las leyes de la matemática. Si hay tres mosquitos y mato dos, NO PUEDE SER QUE A LOS TRES SEGUNDOS HAYA CUATRO. ¿¿QUÉ NIÑO VA A APRENDER A RESTAR ASÍ?? God really didn't think this through. O había un programador ebrio cuando metieron a los mosquitos en la Matrix.

Y pronto habrá una Lorena ebria si los mosquitos no me dejan dormir. Consideraré el alcoholismo como una nueva forma de vida, a menos que matar mosquitos de madrugada se convierta en deporte olímpico, y así mi convivencia forzada con semejante aberración de la naturaleza cobre algo de sentido.

lorena miércoles, 27 de enero de 2010

Estimada persona que pasó toda la mañana intentando cambiar mi contraseña de Facebook,

Espero que esté muy bien. Yo no la conozco, hoy me enteré de su existencia y, está de más decirle, me encantaría conocerla, o al menos su nombre. Quizá me sorprenda darme cuenta de que efectivamente ya la conozco, sin embargo no puedo asumirlo. Sólo puedo asumir que usted sí me conoce a mí, puesto que ha tratado de entrar a mi cuenta de Facebook.

Es mi deber advertirle que no encontrará allí ninguna información relevante ni privada más allá de los mensajitos de Navidad que mis amigos me dejaron por Inbox. A lo sumo podrá enterarse de a cuál de ellos quiero más, por la efusividad con que respondo. De resto, le juro que mi vida privada no es tan interesante y, de serlo, estaría viviéndola y no divulgándola en Facebook. Cualquier cosa que desee o necesite saber, puede preguntármela con toda confianza a lorebea@gmail.com (la misma dirección adonde me llegan las notificaciones de sus infructuosos intentos de ingresar a mi cuenta). Tenga la seguridad que le responderé con toda la honestidad de la que soy capaz, especialmente si es el precio que debo pagar para que usted no cambie la contraseña de mi cuenta.

Me gusta mucho usar Facebook, por favor no me quite mi acceso a él.

Muchas gracias por su atención, querido señor hacker. Mis mejores deseos en este 2010 y el nuevo año chino que pronto comienza.

Afectuosamente,
Lorena.

lorena miércoles, 13 de enero de 2010

Durante el corte programado de electricidad (cuatro horas, a partir de las 12 del mediodía), pude darme cuenta de lo realmente silencioso que es todo. Reflexioné, aprovechando la paz en mis sentidos, y la fluidez de mi pensamiento, y de cierta forma reduje las características de una urbe a luz y ruido. Sólo esas dos. *sale música incidental*

Pero claro, de estupideces como la anterior no se vive ni se come. Ni mucho menos cambio tres minutos de intensidad -drogada por algo tan ajeno a esta vida caraqueña como lo es el silencio- por la libertad de ABRIR LA PUERTA DEL ESTACIONAMIENTO y salir a hacer mis diligencias. Por no mencionar usar mi computadora, abrir la nevera sin pánico de que todo se pudra dentro o hacer pipí en un cuarto que no esté a oscuras.

Pero hacer diligencias a pie no está mal. Recordé tiempos más simples de mi vida. Recordé que mi mamá no me parió con carro, y que en verdad caminar nunca está de más. Claro, en el momento en que me dije eso, no tomé en cuenta factores como el sol, o la temperatura real en la calle, o que mi zona se caracteriza por sus calles todas en subida (o en bajada, pero si una me cansa, la otra me da dolor de rodilla... De algo tengo que quejarme) y, sobre todo, que caminar por la calle implica necesariamente encontrarse gente en la calle y muchas veces esto termina implicando interactuar con esta gente.

Yo no me considero particularmente anti-social, pero tampoco es muy de mi gusto hablar con nadie en el medio de una acera. Y menos cuando estoy agotada, enrojecida, y sudada. Pero, como no había luz (y no habría por al menos una hora más), todos los negocios estaban en stand-by, a puertas abiertas y con su personal aireándose en las aceras para no cocinarse en esos hornos oscuros en que se habían convertido las tiendas sin luz ni aire acondicionado. Naturalmente, en medio de mi caminata hacia el lugar de mi diligencia, me encuentro con un muy amable vendedor de una tienda de telas que frecuento y, como él no tiene nada que hacer, y yo no sé decir "me tengo que ir" en el momento correcto, comienza la inevitable y razonable conversación acerca del corte de la luz, y las medidas preventivas, y Chávez, y el país, y cómo vamos a terminar suicidándonos todos colectivamente.

Cuando logro deshacerme lo más politemente posible de mi interlocutor, llego a la Cosa-Comunal de Chacao (no sé cómo se llama) donde, por supuesto, no estaban atendiendo a nadie porque "no hay sistema" (no podría enumerar las veces que he escuchado tal frase en los últimos años; de hecho, creo que no he entrado a un solo recinto burocrático sin escucharla, dirigida a mí o a alguien más). Afortunadamente yo venía a buscar un papel que en teoría ya debía estar impreso, firmado y sellado; pero eso no evitó que escuchara las quejas de la cola de gente que esperaba afuera del lugar, entre ellas una señora de 83 años que por alguna razón me escogió como su nueva herramienta de desahogo y procedió a explicarme exactamente dónde vivía, y a dónde había ido antes a pedir su Carta de Viudez, y cómo de ahí la habían mandado para acá, y qué autobuses había cogido para tal trayecto, y cómo ahora no sabía si la atenderían, y cómo deberían tener un servicio en que las personas mayores dejan los recaudos y los documentos se los mandan a la casa. Realmente a la señora no le faltaba algo de razón, pero yo ya no tenía energía espiritual ni intelectual para responderle con algo más que una tímida afirmación con la cabeza; y en verdad dejó de caerme bien cuando llegó MI turno y se abrió la puerta del recinto y ella se abalanzó sobre el funcionario en cuestión (y me dio un codazo, gracias) y procedió a quejarse con él, ignorando absolutamente que yo estaba antes en la cola y sin imaginarse que yo honestamente estaba considerando cederle mi turno de todas maneras. Igual me sentí un poco mal cuando le dijeron que debía volver al día siguiente porque "no había sistema" (JA), pero cuando realmente lo LAMENTÉ fue cuando ella comenzó a plantearle al señor la cuestión del servicio especial para la tercera edad, y BLAAAAAABLAAAAAAAABLAAAAAAAAAAAAAA. Una parte de mi cerebro se quedó dormida mientras la otra se decía "si ella realmente tiene tanta energía y entusiasmo como para explicar esto tres mil veces, nada le costará volver mañana".

En fin, al menos yo terminé con mi papel en la mano, y me fui deseándole suerte a una chica que necesitaba no sé qué cosa para su cita del pasaporte mañana, a quien le habían prometido tenerle eso para hoy y se encontró con un "ven mañana, que está listo pero la Registradora no lo ha firmado". Qué consuelo. No se shockeará con la nueva experiencia de viajar con el dólar a 4,30 porque no tendrá pasaporte para salir del país, YEEEEI.

En conclusión, si hay algo que lo hace sentir a uno, habitante de Caracas, en un verdadero sobreviviente de una urbe, es el caos generalizado que se vuelve esta ciudad desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche porque, si somos sinceros, la Hora Pico es sólo la cumbre de una escalada de desorden, ruido, contaminación, mala educación, etcétera que, en realidad, se extiende mucho más allá de que se haya metido el sol (cosa que, ahora, tampoco es mucho decir, pues a las 6pm ya prevalece la penumbra).

Pero ahora Caracas, o al menos mi zona, se convierte en una especie de pueblo europeo chimbo, de esos en que todo se paraliza a partir de la hora de almuerzo porque luego hay que dormir la siesta, cuando no hay luz. Sin embargo, yo sé que, cuando nos acostumbremos, el corte de electricidad será todo un respiro entre tanto caos, y no simplemente una extensión e intensificación del desastre tercermundista en la oscuridad y el calor. La siesta se impondrá como toda una nueva institución, y yo la promoveré felizmente desde mi casa, hasta que a Chávez le dé la gana de dejar darle excusas al país para volverse cada vez más improductivo.

Qué día tan interesante, pana.