lorena domingo, 16 de mayo de 2010

Hoy acabo de darme cuenta de que este blog tiene tres años. Con sus altas y bajas, con sus cambios impensados de objetivo y de estilo, con sus épocas prolíficas o de abandono, casi siempre en sincronía con desafortunadas temporadas laborales, o depresiones producto del desempleo.

Whatever.

Mucha gente dice que "no puede escribir cuando está feliz". A mí no me pasa eso. Quiero decir, sí, quizá las cosas más profundas/intimistas/interesantes que pueda haber escrito alguna vez nacieron a partir de sentirme mal respecto a algo. Precisamente mucha gente sólo escribe cuando está deprimida y se bloquea en períodos estables. En mi caso no es exactamente así. Justamente este blog nació en una de las etapas más felices de mi vida (o al menos una que ahora recuerdo como tal), y cuando no he escrito, ha sido justamente por falta de ánimo para hacer cualquier cosa en la vida. Aunque, claro, también tiene mucho que ver con mi "propuesta" en este blog, mi firme propósito de no convertirlo en un depósito de malos pensamientos y prosa poética deprimente, cosa a la cual tuve cierta tendencia en otra época. No considero que tenga nada de malo, simplemente yo no quise hacerlo más.

Ahora, creo que el actual "abandono" se debe un poco a eso, yo más bien no puedo escribir cuando estoy triste. Cuando estoy realmente triste. No cuando estoy fervientemente triste, en pico de tristeza, sino cuando estoy incluso acostumbrándome a la tristeza.

Soy una de las personas más felices que conozco. Por eso no es fácil para mí admitir esto, pero estoy triste. Llevo meses triste. Y por eso no he querido escribir, no he podido escribir aquí. No es que sienta que es en vano, no es por ninguna razón que vaya más allá de mi propio desaliento, de mi propia mente en blanco -o nublada por la desesperanza-, o el simple hecho de que no me provoca entrar acá. No tengo ni siquiera ese impulso de escribir que luego se queda en un cursor titilante sobre una pantalla blanca. No es nada.

Estoy obsesionada con mi país, como una mujer queda obsesionada con un mal ex-novio. Lo odia, pero no puede dejar de pensar en él, no deja ir el dolor que le hizo sentir, no lo supera.

Venezuela me tiene condenadamente triste. No sé qué es lo que tengo que hacer para mejorar las cosas. Soy una más de tantos venezolanos que sabemos que las cosas están mal, pero no tenemos ni la más remota idea de dónde comenzar a solucionarlo. En realidad, soy una más de los venezolanos que no tenemos esperanza. Y, lo siento, nadie puede forzarme a tener esperanza. Ningún slogan político o grupo de Facebook me devolverá lo que absolutamente todo el entorno me ha quitado en los últimos años. Un cliché como "la esperanza es lo último que se pierde" no cambia el hecho de que desde que pude tener conciencia política, ese "ser político" mío se desarrolló en un absoluto desastre, donde todos los cánones y parámetros se rigen por la ambigüedad, la arbitrariedad. Es como decir "el tiempo todo lo cura" a una persona que acaba de perder a un ser querido. Sí, gracias por un buen trozo de sabiduría popular, pero no me siento ni un poquito mejor. Respeto absolutamente a los patriotas, los luchadores, o simplemente los que, sin denominación, continúan acá haciendo lo mejor que pueden en la medida de sus posibilidades, les respeto su esperanza e incluso se las admiro. Pero no la comparto, y mi falta de esperanza es igualmente respetable.

Tiene que ver con otro cliché que sí aplica: "Hierba mala nunca muere". Más allá de la política, el tema en Venezuela es la mediocridad. El presidente es sólo la exacerbación de este problema pre-existente, que nunca acaba y sólo parece extenderse como fuego en pólvora. Claro, es el colmo que una sociedad escoja al peor de sus especímenes para que los gobierne. En teoría, una sociedad escoge al más preparado, al más capacitado, o al menos al que dé menos vergüenza. Pero, al final de cuentas, el hecho de que este hombre esté ahí se vuelve simplemente la mosca fastidiosa que sobrevuela la mesa llena de platos sucios y comida podrida.

Este es el país en que si un viernes cae quince o último, es IMPOSIBLE movilizarse porque todo el mundo está en la calle invirtiendo su quincena en ron, whisky y entradas a discotecas. La ciudad se paraliza porque hay que ir a rumbear. Y no que rumbear tenga nada de malo, pero es absolutamente irónico que haya tanta queja por el precio de los alimentos (queja admisible, cualquier cosa se ha vuelto incomprable en este país), y cada quince días lo que se llenan son los centros comerciales, los locales nocturnos y los expendios de licor más que los automercados.

La generación de relevo de este país es terrible. Lo siento, pero es verdad. No hablo de mis compañeros de clase (o, al menos, no de todos ellos), no hablo de la gente que aunque no pueda acceder a la educación formal, intenta formarse de alguna forma y hacer de sí mismo un engranaje útil en la medida de sus posibilidades, no hablo del señor que dice "buenos días" y te atiende de buena gana al ofrecerte un servicio. No puedo hablar de ellos porque, aunque sí existen, son una ínfima minoría en un océano de personas que conducen sus camionetotas como degenerados, que te tratan como un coleto cuando se supone que ellos son los interesados en que les compres en su panadería/kiosko/etc, que tienen a sus padres y abuelos pariendo unas mensualidades de más de un millón de bolívares en la universidad para venir a resolver los trabajos con un copypaste balurdo y copiarse en los exámenes de análisis y opinión porque "ahora me da ladilla pensar". No hablo del técnico que se para a las 4 de la mañana y a las 6am está donde tiene que estar para matarse en una jornada mal pagada de 10 horas de rodaje -si no hay horas extra-, que cumple con una sonrisa en la cara porque es su trabajo y gracias a Dios tiene trabajo; sino del director que se mete 25 palos por comercial, que llega tarde y que cree que su trabajo consiste en "hacer las cosas como a él le dé la gana porque por eso lo contrataron a él", o algunos miembros del equipo que pasan toda la semana, no pensando en cómo solucionar los problemas en el set, sino en quién va a comprar la caña para la rumba de fin de rodaje y a qué "culos" van a invitar. Los padres que aceptan que los regalos para sus hijas quinceañeras ahora son implantes mamarios porque -supongo yo- viajar a Europa pasó de moda porque ya es muy vieja. El malandro que cuando ve que su víctima le cede de buena gana su billetera y las llaves del carro, opta por matarle a su hijo en el asiento del copiloto "porque le quiere quitar algo que sí le duela".

Yo no puedo solucionar eso. Quizá alguien pueda. Quizá alguien, aunque no pueda, tenga la esperanza de poder. Lo felicito. Lo admiro, incluso. Pero yo no soy tan maravillosa. A duras penas consigo la forma de hacer ciertas cosas con mi vida que considero que valen la pena; no tengo ni remotamente lo que se requiere para arreglar ni un ápice de este país. No tengo el talento, mucho menos la entereza mental y espiritual.

Por eso me voy.

No le debo nada a este país. Y no me duele decirlo. Quizá mis padres, mi abuelo, sin duda, que vino desde Italia después de la guerra y encontró aquí un hogar. Pero -y esto sí me duele decirlo- ese país ya no existe. La Venezuela que formó a mis padres, y a toda una camada de gente que quería hacer las cosas bien, se desvaneció.

Yo no soy un gran ejemplar de persona, pero me gustan las cosas bien hechas, siempre. Quiero estar en un lugar en donde sepa que, si no lo logro, es porque no estoy dando lo mejor de mí, o de plano no sirvo para ello, pero que no se trate de que, simplemente, las condiciones no están dadas, o están siempre en contra. No quiero estar en un sitio en que, aunque siempre dé lo mejor de mí, sé que nunca voy a lograr nada.

A Venezuela no le debo nada, y por eso yo no quiero, ni puedo, inmolarme por este país. Menos si siento que no servirá de nada. Lo único que debo, a mis padres, a mis familiares, a mis profesores, a mis amigos, a todo el que me ha querido o me ha enseñado algo, y sobre todo a mí misma, es intentar ser feliz. No estoy diciendo que con seguridad lo encontraré en otro lugar, pero ya tengo la certeza de que quedarme acá sería estar buscando en el lugar equivocado.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lorena aplaudo tu post y con estas palabras pretendo, aunque no lo logre, ofrecerte apoyo incluso si sólo es moral.

A mí me sacaron de Venezuela contra mi voluntad cuando sólo tenía 17 años y no tenía consciencia de todo lo que estaba ocurriendo ni de la falta de futuro que tendría allí.

En ese entonces yo no podía ver más allá de mis amigos, de mi vida, de mi familia y de lo que siempre había sido mi hogar; a pesar de que sentía un miedo profundo por mi vida, por la inseguridad...

De eso hace ya 10 años. Al menos tú te vas por voluntad y eso hace una gran diferencia; a mí me costó mucho tiempo apreciar el bien qe mis papás habían hecho por mí y agradecerles el que me sacaran. Me tomó mucho tiempo aceptar mi vida y mi realidad fuera de mi país, pero luego entendí muchas cosas.

Creo que aunque te duela, tú ya tienes parte del terreno ganado y aunque lo que vendrá no será sencillo, seguramente al final del día y por las expectativas de vida q pareces tener, creo que te darás cuenta de que ha valido la pena y de que sí hay un lugar del planeta en el que sólo basta ocn dar lo mejor de ti para ser alguien y tener un futuro.

Estás demasiado joven como para vivir invadida en tristeza, no e digo q no la sientas porque creo que tienes razones de sobra, pero piensa que el mundo sigue girando y la vida continúa y si el país no aprecia a personas como tú,, entonces creo que haces bien en abrir tus horizontes hacia otros lados...

lorena dijo...

Coraline,
Tu comentario me da mucho más aliento del que imaginas :) Miles de gracias.
Si todo sale como espero, en octubre me voy a España. Si sigues allá, será un placer conversar de todas estas cosas un día, frente a una buena taza de café.
Gracias otra vez, de verdad, por leerme, y compartir este pedazo de tu vida conmigo.
¡Un abrazo!

Coraline dijo...

Estoy en Tenerife y aquí seguiré mientras mi destino así lo permita! Ese encuentro seguro que llegará en algún momento; sólo hay que esperar! Por lo demás cuenta conmigo para todo lo que necesites, ayuda moral o de cualquier tipo; lo que pueda hacer por ti estaré encantada aunque está claro que nadie aprende por experiencia ajena pero nunca está demás que alguien que ya ha pasado por lo mismo te eche una mano o te oriente un poco ;)

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Lore chama te felicito. Es la mejor decisión que puedes tomar, por tí y por nosotros. No tienes porque quedarte en un país al que no quieres y al que no le debes nada. Venezuela tampoco merece que los venezolanos de cédula la desprecien de esa manera. De verdad pienso que todos los que no quieren a Venezuela, los que no le deben nada y todos aquellos que no quieran trabajar por ella se vallan, cuanto antes mejor. Me parece ejemplar tu decisión. Ojalá todos los que piensan como tú puedan irse a ser felices en otra parte del mundo.

De alguien que ama a la Tierra de Gracia y que le debe todo lo que tiene y lo que es.

Anónimo dijo...

Ah Coraline me hiciste llorar! cuanto has sufrido!!!

Confieso que me causa morbo el sufrimiento de los que lo tienen todo o casi todo resuelto, por sus papás claro.

Chau. Se les quiere, en serio!

Anónimo dijo...

Llegue a acá por alguien que le gusto la lectura y me lo recomendó; ya se porque. Realmente tus palabras removieron en mi sentimientos encontrados y al mismo tiempo confortaron y reafirmaron mis valores e ideales; gracias. Es restaurador saber que no estamos tan solos en estos momentos difíciles de los que hablaste justamente y en lo que nos hemos sentidos quebrados y sin esperanza.

A modo de reflexión pienso que, cualquier cosa que hagamos para alcanzar nuestra realización personal estará ligada intrínsecamente a el aporte que en el momento oportuno le podremos brindar a el país y al mundo. No me siento culpable por irme. Vale acotar que las fronteras se las impuesto el hombre. Yo, amo a Venezuela pero no a los Venezolanos (con validas excepciones). Chávez no es mas que un reflejo de cada uno de los pobladores de este país y esta allí como un maestro que ha venido ha dar una lección y no se ira hasta que cumpla la labor. Chávez es, como dices: “(…) La mosca fastidiosa que sobrevuela la mesa llena de platos sucios y comida podrida.” Saquen sus propias conclusiones valientes, ya que “No hay peor ciego que el que no quiere ver.”

El mundo en general necesita un despertar de conciencia. Por donde empezar? Pues sencillo, seamos conscientes de que no podemos empezar por cambiar al mundo, ya que en realidad lo único que podemos es ahorcar los hábitos y fundir el individuo que somos con el que queremos ser.

JJ


Les dejos estas frases de grandes pensadores …

No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano.

Hermann Hesse

Hay un patriotismo infecundo y vano: el orientado hacia el pasado; otro fuerte y activo: el orientado hacia el porvenir.

Santiago Ramón Y Cajalr

Cuando las miserias morales asolan a un país, culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideal no han sabido amarlo como patria: de todos los que vivieron de ella sin trabajar para ella.

Las personas debemos el progreso a los insatisfechos.

Jose Ingenieros

Anónimo dijo...

Chamo que profundo!!! je je je. Por ahi he leído algo sobre las citas profundas de gente que no tiene ningún tipo de profundidad.

Individualismo. me parece muy bien que reconozcas que para tí lo más importante son tus intereses individuales por sobre todas las cosas, incluyendo claro por sobre tu país (si tu país es Venezuela con más razón). aunque sigues siendo hipócrita al decir que amas a Venezuela. A lo mejor te encanta una playa, un hotel o argún sitio turistico que tenemos de sobra, eso es sólo una parte muy pequeña y superficial de nuestro país, que ya no es el tuyo afortunadamente.

Reitero lo que le dije a la valiente lore. Felicito a todo aquel que tome la sincera decisión de irse si no quiere a Venezuela.

lorena dijo...

JJ:
Gracias. De verdad aprecio mucho que Adolfo se haya tomado la molestia de enviarlo, y que tú te hayas tomado la molestia de leer y comentar.

Persona anónima que en teoría "nos quiere":
No pretendo guindarme en una discusión contigo porque obviamente no hay nada que te mueva de tu postura camorrera. Eso no lo respeto, aunque debo tolerarlo.

Por otro lado, me parece curioso que defiendas al país con tanta altivez y, sin embargo, no tienes el orgullo suficiente para escribir bajo tu nombre. Creo que deberías quitártelo de la cédula, porque tu nombre no merece que lo lleve alguien que no lo quiere lo suficiente como para usarlo en todo momento.

Sí me aventuro a pedirte que respondas la tal pregunta de "¿qué es Venezuela?", y por tanto "¿qué no es Venezuela?" Date. Argumenta, por favor.


Y muchos saludos a ambos :)

Anónimo dijo...

¡Hola Lore!
Me alegra que me escribas. De verdad pensé que nunca lo harías, por ser palabras tan necias las que he escrito para oídos (ojos) como los tuyos. Mi nombre de pila es Jhonny Javier Palomares.
Hay tanta certeza en tu postura hacia mi que hasta yo mismo anoche pensé en pedirte disculpas por el hecho de que yo, un cybernauta cualquiera, usurpe tu espacio sin ningún tipo de consentimiento. Así que ahora que respondes pues me disculpo por tal abuso.
Sin embargo, nunca he tenido ánimos de buscar pleito con mis comentarios. Es sólo que ante tan buenos textos y temas, no he podido evitar emitir ciertos comentarios irónicos, no camorreros, aunque así lo parezcan.
Tampoco tengo ánimos de discutir sobre Venezuela, como habrás podido notar, mi postura nunca ha sido contradecir sus opiniones acerca de nuestro o, mejor, mi pais, sino sobre sus comentarios y decisiones propias ante un tema en común a todos los que hemos comentado que es Venezuela. He comentado sobre lo que ustedes han dicho y lo que yo creo sobre sus opiniones. Hasta ahora no creo haber intentado hacer ver que nuestro país es de una u otra forma. Esto último quisiera que lo hicieras tú misma, si en algún momento te llegara a interesar.
También pensarás que huyo preferiblemente por la izquierda, sí, es cierto, huyo, porque hasta ahora no me han rendido ni el más minimo fruto las discusiones con personas que piensan como tu acerca de Venezuela. No creo que sea sano ni para tí, ni para mí.
Para despedirme quisiera que pensaras en tanta gente que no es de clase media, ni media alta, ni alta que no tiene ni la más mínima oportunidad de "futuro" ni en el país más rico del mundo. SON MAYORÏA. ¿Cuál ha sido su pecado? Haber nacido POBRES.
Te deseo la mejor de las suertes en España, ojalá consigas lo que buscas.

Chau y disculpas por el abuso.

lorena dijo...

Jhonny,
Mi respuesta a tu comentario quedó un poco larga (como habrás notado, suelo escribir muy largo), y la página no me permitió publicarla acá.
La puse en un post aparte que puedes revisar acá si gustas:

http://lorebea.blogspot.com/2010/07/una-respuesta.html

Disculpa el inconveniente y gracias.

Anónimo dijo...

Hmmmm "Jhonny Javier Palomares" (como te haces llamar) ¿cómo pude haberte hecho sufrir tanto por contar una experiencia si no lo he hecho ni yo misma viviéndola?