lorena lunes, 25 de mayo de 2009

En el curso ese que se ha vuelto mi tema único de conversación, mañana me toca leer mi texto.

Es mentira que no le tengo miedo al ridículo, sólo que ya no hay mucho que hacer puesto que desde hace una semana lo que escribí está en las bandejas de entrada de los emails de todos mis compañeritos -y de la profesora-.

Ha sido una semana para darse cuenta de mi precariedad como escritora, y mañana serán los minutos de darse cuenta de mi precariedad como lectora... o mejor dicho, como oradora... Si sólo practicando -sí, porque intenté practicar; no, no me da pena admitirlo- se me iba el aire y se me trancaba el pecho y con cada oración rogaba que el punto estuviera cerca, y cuando llegaba hacía unas pausas larguísimas para ver si el corazón se me frenaba un pelo... y terminó siendo un discurso incoherente con silencios y ritmos inadecuados y titubeos y muchas de esas cosas que son la antítesis de lo que debe ser uno en estos casos: pura seguridad.

Así fue en la soledad de la sala de mi casa, frente al televisor. He intentado bloquear en mi mente la recreación de cómo será mañana. Espero que mis nervios no terminen más bien generando sospechas de plagio.

Mi predicción
es que durante toda la clase voy a estar tan pero tan pero tan roja que probablemente tanta sangre concentrada me forme una costra dentro de la piel (y termine viéndoseme la cara marrón).
La predicción segura es que Milagros Socorro va a cambiarme TODAS las comas y los puntos y comas; y muy politemente me dirá que mi escrito "está bien para mi edad", pensando que tengo 16 por mi aspecto, por la inexperiencia que llevo escrita en la frente y porque con el nuevo corte de cabello en verdad parezco de 14, pero en su cabeza sabe que para entrar en el curso mínimo debería tener como 16.

Algo malo
podría ser que me dé semeremenda crisis nerviosa y decida que no entraré a clase y deje embarcada a toda la clase, negándome la posibilidad de regreso (mi vergüenza, no la clase).
Lo peor que me podría pasar es que me dé semeremenda crisis nerviosa y empiece a vomitar barritas Special K de chocolate en pleno salón.
Algo bueno es que no creo que me deprima al final, porque no creo que me digan nada para lo que no esté preparada (es como cuando sabes que algo está mal, pero en verdad no sabes cómo repararlo y ya).
Lo mejor sería poder pensar en otra cosa y sacarme el dolor físico que me produce imaginar el momento mañana.

Créanlo o no, este es uno de los pocos post que no son nada exagerados de todo el blog :( [bueno, quizá la parte del ataque de vómito fue una semi-hipérbole, pero no dejo de considerarlo una posibilidad].

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ajá! ¡¿Y cómo estuvo?!

POST about IT!

Anónimo dijo...

y entonces qué tal te fue?

Lore dijo...

Toca de mi vida!!!!! cuénta pues! desembucha!!! qué pasó? vomitaste barras de special K de chocolate? no fuiste? Milagros socorrió tu escrito con eso de las comas y los punto y comas?? cuenta, cuenta!!!!

Te quiero!