NOTA pre-lo que sea que se llame el proceso de postear de mi parte y leer de parte de ustedes: faltaban las fotos para acompañar el post, pero no he tenido tiempo, y decidí publicarlo así porque soy débil y no tolero la presión social de Shany y Eyal y Dan y Regina y Amy y toda la comiuniti. También porque tengo que ponerme a hacer de una vez el post genérico que tengo que poner acerca de los acontecimientos del sábado, por si acaso el domingo no me da tiempo de escribir algo y no quiero pagar por ello el resto de mi vida a partir del momento en que alguien regrese de su honeymoon.

Acá va el post, sin fotos, gracias a la familia Yadgar y a su capacidad de hacer presión.

Gracias por su comprensión,
Departamento de foticos de La blógvula.


Ayer dormí prácticamente todo el día. Yay. Lo necesitaba. Lo mejor de todo fue dormir contenta, dormir sin culpa ni amargue sino simplemente decidir cerrar los ojos en el comercial con conciencia de que quizá no se abran en horas y que eso está bien.

La semana pasada fue una locura, buena, pero locura. De ella aprendí ciertas cosas:

1. La autoconservación de los judíos va más allá de la enseñanza de sus tradiciones, sino también se debe a su instinto bélico, su disposición al ataque: no hay tradición judía que no contenga un lanzamiento de algo, lo que sea... Uno está de lo más tranquilito tratando de no pasar pena (porque ya desistió de entender cualquier cosa del hebreo), cenando en casa ajena con la familia extranjera de la amiga, y de pronto, ¡ZUAZ! Que me cae un pan al frente. ¿Y será que el pan es sagrado? ¿Y será que lo tengo que lanzar de vuelta? ¿Será que me lo como (tengo hambre)? ¿Será que no lo puedo tocar? ¿Será que le tengo que rezar? ¿Será que ni siquiera es un pan?

Años después, está uno en la sinagoga tratando que no se note mucho que forma parte del 3% de no-judíos presentes y de pronto le informan que, a lo Guerra de los Sexos, las mujeres tienen que caer a caramelazos a todos los hombres que están abajo. Bueno, a gomitazos dado que antes los lanzamientos eran bien sangrientos (imagínense lanzar chupetas, el índice de tuertos entre los judíos se dispara)... Y nada, efectivamente, sucedió la lluvia de gomitas, que al menos son suaves. Volviendo a lo del carácter bélico, pues era natural que un par volara de regreso violentamente, gracias a algún resentido que se cree que está independizando Israel o qué sé yo...

Yo sólo espero que con lo creativos que son no hayan inventado un rezo que consista en el lanzamiento de la goi o algo así... *panics*

2. Las berberiscas son una tradición ancestral que consiste en hacer cola para tomarse fotos con los novios. Claro, en los siglos pasados, antes del daguerrotipo y todo eso, las colas eran para lanzarle cualquier cosa a los novios, seguramente. Ah, eso y ponerse caca de pajarito en la mano. Bueno... henna... así la llaman poéticamente. También el baile es característico, y se caracteriza por... ¡el lanzamiento de los novios! Esto ya es el epítome del instinto mencionado antes. También las personas se lanzan themselves contra otros.

3. El cus cus es lo mejor que le pasó a la comida en general en la historia.

Y nada, si yo soy sólo una gentil invitada :P, y estoy (estaba) así de agotada, no me imagino a los protagonistas del asunto... No ha acabado, pero cómo ha valido la pena hasta ahora, ¿no?

Unos días preciosos, de eventos preciosos, en celebración de un precioso sentimiento entre dos personas a las que la palabra "precioso" les queda pequeña.

Y aunque aún no signifique nada... bueno, no nada, pero no tanto... igual, ¡FELICIDADES! Así no sea por el papel firmado, por el futuro que les espera a partir del sábado.

Yosi, Erika, Lorena,
Shany y José
(sí, la foto es de full buena calidad)