Justo cuando estoy a punto de convencerme de que el Flying Spaghetti Monster decidió aceptarme de nuevo en las filas de sus devotos, sucede *algo* y me doy cuenta que en verdad me está escupiendo salsa bolognesa en un ojo.

La Maldición del Semestre Par amerita un post por sí sola, el cual vendrá pronto (créanme que la condenada está esforzándose para no me olvide de su existencia), pero siempre en mi discurso habrá menciones a ella aunque trate de reservar mis comentarios... Esa fuerza ineludible, inexorable... Creo que en el fondo hasta le tengo cariño.

Bueno, el punto cumbre de esta semana fue la fiebre de ayer. No, no la fiebre de "me dio por ver videos de Gondry en YouTube", sino la fiebre de "tengo frío aunque bien sabemos que Caracas está acercándose cada vez más al Sol". Nada, enfermarme era lo último que quería que sucediera porque no sólo es que sentirse mal APESTA, sino que me pongo leeeeeeeenta, y sólo ando pendiente de doparme con pepitas de colores que no estén contraindicadas entre sí para ver si se me quita la moqueadera y la estornudadera y la tosedera y la grandísima ladilla que significa el sólo hecho de querer estar acurrucada en la cama con una cobija de diez centímetros de grueso en vez de cualquier otro lado en todo el mundo.

Nada, ya lo estoy superando, gracias a mis buenos amigos Tylenol Flu, Coricidin Plus y Actifed. Los quiero :D

Ahora sólo quiero algo que me haga quitarme el tono nasal, como zi no tuvieda ya compdejos pod mi voz.

Bueno, el punto es que hoy la Maldición decidió que se divertiría con Caperucita, lo cual, obviamente, me afecta directamente a mí. Nada, como que el arranque, o la batería, O QUÉ SÉ YO QUÉ, pensó "Mmmm... como que tengo flojera y no voy a funcionar... mejor me rasco la panza...", y nada, por suerte los parqueros del Excelsior Gama son full panas y me auxiliaron (sobre por qué estaba estacionada en el Excelsior si iba a la peluquería contestaré preguntas luego).

Lo segundo es una estupidez, pero me saca la piedra. Nada, el Flying Spaghetti Monster decidió que la Convención Anual de Chiripas del Mundo se iba a celebrar en mi carro justamente esta noche. Muero de asco ocho veces seguidas ¬_¬ Menos mal que no iba acompañada, porque la vergüenza de pasar por MARRANA al tener el carro lleno de insectos no hubiera sido normal. Y bueno, quien me viera de afuera pensaría que yo estaba súper entretenida en algún deporte novedoso encerrada en el carro con el zapato en la mano lanzando golpes aquí y allá. Cuando más nada aparte de mí misma dio señales de vida, vino la parte siempre divertida de recoger los cadáveres de los auto-invitados exponentes. A todas estas yo sólo me repetía "Lorenita, si vomitas dentro del carro el chiripero mañana va a ser peor... aguántate..." Y el pánico posterior, camino a mi casa, de que me saltara una chiripa gigante en la cara o se me subiera por el pantalón... nonononono... me muero ya.

Yo, que siempre trato de promover la tolerancia, y el entendimiento entre todos los seres vivos... ME DECLARO INSECTOFÓBICA. LOS ODIO Y JAMÁS JAMÁS JAMÁS VOY A ACEPTAR SU PRESENCIA EN ESTE MUNDO. PREFIERO UN DESBARAJUSTE BIOLÓGICO, UN DESBALANCE EN LA NATURALEZA, LO QUE SEA, SI NO TENGO QUE VER MÁS NUNCA A NINGÚN APESTOSO INSECTO EN MI VIDA. He dicho.