"américa" con minúsculas a propósito. Hay un par de razones tras de ello que me propongo tratar en otro momento, así como el verdadero motivo del post. Es decir, que lo trataré mejor en otro momento :P Simplemente lo anunciaré desde el punto de vista sentimentalista en que el tema me abordó hoy, leyendo sobre Cortázar para mi tesis (paréntesis para el que me doy permiso pues es sobre la tesis: ¡Hoy también tesié! Isn't that wonderful? Ain't I wonderful? ;))

En fin... Sorprendentemente para mí misma, me dolió leer sobre el sentimiento que Joaquín Roy (un autor X del que daré señas en otro momento) atribuye al pueblo argentino... al menos en la primera mitad del siglo, que es de un profundo desarraigo por la patria y un sentirse desubicado en la propia tierra. Básicamente el sentirse europeo habiendo nacido en América, y sin sentir cercanas las posibilidades de salir de allí.

Me dolió porque, viéndolo de lejos, sentí -visceralmente- rechazo. Es decir, pensé desde el estómago en la ingratitud de tal sentimiento. Luego pensé si no era exactamente eso lo que me ha pasado a mí durante tantos años... ¿Realmente soy una ingrata? Con mi cabeza, no creo en los nacionalismos, me parece que es un eufemismo del racismo en muchos sentidos. Pero siendo el ser puramente emocional que tengo la desgracia -¿o la bendición?- de ser en ocasiones, me duele pensar en quien no me quiera mi tierra, y me duele pensar en cuánto quiero irme yo de ella... y no necesariamente a Europa. Es irónico, y supongo que me convierte en una especie de india, el tener tantas ganas de irme a esa tierra gaucha que ellos tanto rechazaron.

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¡Prometo ser menos depresiva la próxima! (blame la tesis, not me).